¿Te gustaría conocer a tus padres?

Desde pequeña supe que era adoptada. Tengo un aspecto muy distinto al vuestro y eso hace que sea algo evidente. Pero, además, en casa siempre se habló del tema con absoluta normalidad. Recuerdo cómo, en lugar de un cuento, le pedía a mi madre que me explicara mi historia. Cuando era niña ser adoptada quería decir, para mí, que no había salido de la barriga de mi madre, sino que mis padres quisieron tener un tercer hijo y me fueron a buscar a China. Cogieron un avión, me conocieron, estuvimos viajando unos días y, finalmente, me trajeron a casa, donde conocí a mis hermanos y al resto de la familia. Sin embargo, los comentarios «curiosos» de la gente hacen que dejes de verlo de una forma tan natural; con el tiempo aprendes qué significa realmente ser adoptada y ves que es algo distinto.

Un buen día te das cuenta de que en algún momento de tu vida fuiste huérfana, que no tenías padres y que estabas en un orfanato con otros niños que tampoco tenían padres. Pero tú no eres consciente de ello. Has crecido sabiendo que te adoptaron y no te detienes a pensar en que tenías un pasado antes de llegar aquí. Yo vine con un año y no recuerdo nada, nunca he sufrido ningún trauma.  He sido siempre muy feliz con mis padres y mis hermanos. Pero, es verdad, no eres una página en blanco y, en parte, todo esto lo he ido descubriendo y adivinando a raíz de los comentarios, no siempre bien intencionados, de la gente. Sin embargo, no me importa. Me gusta pensar que, gracias a esas personas, he crecido y madurado antes. Les veo como parte de mi proceso de aprendizaje.

Creo que hay una evolución continua y que pasas por distintas fases e incluso hoy, con diecinueve años, sigo aprendiendo.

De hecho, cuando era pequeña yo no me daba cuenta de que me veían diferente. Un año fui de campamento y, en solo una semana, diez niños distintos alabaron mi nivel de catalán y yo, con toda mi inocencia, les contestaba: «Es que vengo de Gerona». En ningún momento se me pasó por la cabeza que fuera por mi físico. Me parecía raro que preguntasen tanto, pero como la mayoría era de Barcelona pensé que no entendían mi catalán más cerrado. No fue hasta unos años después que comprendí el motivo real: se sorprendían por mi piel oscura y mis ojos rasgados… Y es que, en realidad, a ti se te olvida que tienes un aspecto distinto. Te lo recuerdan los demás con su cara de asombro cuando les dices que te llamas Laia.

A algunas personas les incomodan estas reacciones o las preguntas curiosas. «¿Con cuántos años llegaste?», «¿Hablas chino?», «¿Te gustaría conocer a tus padres?», todos escuchamos las mismas preguntas, da igual de qué color sea nuestra piel. Si nos ven distintos, preguntan. Reconozco que, excepto en algunas situaciones donde es muy evidente la mala intención de la persona, a mí no me suele molestar. Es algo muy personal, pero creo que es normal que tengan curiosidad porque es un tema desconocido. La mejor forma de que dejen de preguntar es respondiendo. Supongo que por eso escribí mi libro. Aparte de que necesitaba un tema para el proyecto de investigación, quería explicarle al mundo lo que realmente significaba ser adoptada.

Si me tuviera que enfadar cada vez que me dicen «qué bien hablas catalán» o me hablan en inglés por la calle, me pasaría la vida enfadada y no me apetece.

No les iba a hablar de lo que ellos querían, sino de lo que yo sentía. Soy consciente de que la gente quiere saber si he viajado o viajaré a China a buscar a mis padres biológicos, o si mis padres adoptivos se lo tomarán bien o mal. Pero eso no es lo que importa de la adopción. Lo importante es que tú ya conoces a tus padres. Son los que han estado a tu lado todos estos años, aquellos que te han educado y te han visto crecer, y en eso no hay ninguna diferencia entre hijos adoptados y biológicos. Tus orígenes y tu vida van más mucho más allá de los genes. Creo que deberíamos ver la adopción simplemente como una forma más de tener hijos.

Mi físico forma parte de mi identidad, yo soy china catalana, ¿tan importante es eso para los demás? En realidad, da igual de dónde sean tus ojos o qué forma tengan. Todos los niños adoptados vivimos experiencias parecidas. Unos lo llevamos mejor, otros no tanto, pero todos somos hijos de nuestros padres «de verdad». Ellos a veces tienen miedo y eso hace que nos protejan demasiado, pero los conflictos forman parte de nuestras vidas. Comprendemos muy bien las cosas y, si nos queda alguna duda, ya preguntamos. Solo necesitamos saber la verdad, nada más. Crecemos muy rápido, la única preocupación de nuestras familias debería ser disfrutar del camino.

No te pierdas estas historias

4 Comentarios

Consuelo Martínez Hernández 28. 05. 2019 - 19:45

Me encanta que compartas tu experiencia. Me encanta leer como una persona adulta comparte parte de su vida de una forma tan directa. Me encanta, creo que hace comprensible la adopción. Necesitamos más sensibilización en este aspecto. Muchas gracias.

Responder
Historias que importan 09. 08. 2019 - 10:26

Gracias, Consuelo. Creo que hace falta que se hable más sobre el tema de forma distina a la que se ha hecho hasta ahora.

Responder
Vandi 09. 08. 2019 - 09:57

Buenas también soy adoptada y comparto muchísimo tu visión de la adopción, me ha encantado lo que has escrito esa es nuestra realidad y a veces se olvida…

Responder
Historias que importan 09. 08. 2019 - 10:25

Gracias, Vandi. Me alegro mucho de que te haya gustado.

Responder

Únete a la conversación