Dieciséis años, un regalo de la vida

cáncer, recuperación, superación

Hace dieciséis años me diagnosticaron un cáncer de colon. Desde entonces he sufrido una embolia pulmonar, siete trombosis y dos reconstrucciones de colostomía, entre otras cosas. Nunca pensé que algo así me podría pasar. Yo siempre había cuidado de los míos. Me ocupé de mi padre cuando tuvo cáncer, me ocupé de mi madre y me he ocupado de mi marido y mi hija siempre que han estado enfermos. Yo cuidaba de los demás, no ellos de mí.

Cómo cambia la vida de un día para otro… Nunca olvidaré el 12 de mayo de 2001. Llevaba una temporada que me sentía mal: me costaba levantarme, las tareas diarias me resultaban arduas, y estaba cansada y deprimida. En pocas palabras, no podía más; pero ahí seguía, aguantando. ¿Por qué será que nos creemos invencibles?

Ese día mi cuerpo dijo basta. Cuando me levanté, un fuerte dolor en el costado derecho del abdomen me paralizó. Apenas podía andar. Acudimos a urgencias pensando que debía de ser una apendicitis y con ese diagnóstico me ingresaron para operarme cuanto antes. Acababan de empezar veintitrés días de ingreso.

Los días en el hospital fueron complicados. Sufrí mucho tanto a nivel físico como mental. Estaba tan triste… Aún puedo oír las palabras del médico cuando le pregunté cómo podía doler tanto una simple apendicitis. «Si fuera una apendicitis… te tendremos que hacer quimio» me respondió. Creo que en ese momento me pinchan y no me entero. Pensé en lo peor, todo se había terminado.

Tenía que ver a mi hija casada y conocer a mis nietos. No podía morir.

Lo peor no llegó, pero poco faltó. Una vez empezada la quimioterapia sufrí la primera de muchas trombosis. Durante el ingreso descubrieron que tenía más ganglios afectados. Esta vez la operación debería haber sido menos compleja porque sabían qué iban a encontrar, pero las cosas se torcieron. El cáncer estaba muy cercano al recto, me tuvieron que hacer una colostomía y tuvimos que volver a empezar el tratamiento de cero.

La quimioterapia fue dura, se me cayó un poco el pelo, me destrozó las venas y casi termina conmigo; aun así, para mí lo más difícil fue sobrellevar la situación en general y lidiar con mis sentimientos. Los viajes al hospital no eran fáciles. Vivo a 60 kilómetros, así que me tocó ir en taxi. Me ofrecieron viajar en ambulancia; no obstante, me pareció exagerado y no acepté: qué ilusa fui. De esos viajes tengo muchas anécdotas, un día nevó y el taxi no me pudo dejar en el portal de casa. Cansada, mareada y con unas ganas locas de meterme en la cama me tuve que quitar los zapatos y andar descalza sobre la nieve para no resbalar. Ahora me río, pero todavía no sé cómo conseguí llegar a casa.

Y qué decir de los sentimientos cuando sufres una enfermedad tan grave. Lo único que quería era estar sola, que nadie me hablara y que me dejaran en paz. Incluso llegué a desear que se terminara todo de una vez. Al fin y al cabo, era mi vida. Sin embargo, eso no era verdad. Sí, era mi vida pero también la de mi marido y la de mi hija. Cuánto sufrí por ellos…

cáncer, recuperación, superación

En aquel momento mi hija tenía 21 años. Estudiaba y trabajaba en Barcelona, a unos 100 kilómetros de casa. No importó, la tuve a mi lado todo el tiempo. Se ocupó de mí, de su padre y de sus cosas. Nunca se quejó. Aun así, yo no podía dejar de pensar que le estaba destrozando la vida. Ahora sé que no fue así, simplemente era una etapa de nuestras vidas, pero eso no lo ves hasta que ha pasado todo.

Pese a todo, lo más difícil fue acostumbrarme a la colostomía. El tratamiento tan solo duró unos meses, mientras que esta bolsa que no se adapta, huele, molesta y me destroza la piel y, sobre todo, la autoestima, la tendré que llevar colgando toda mi vida. El cáncer te cambia la vida; una colostomía te la transforma para siempre.

Ni siquiera tengo palabras para explicar lo que siento cuando me da problemas. En casa, mi marido y mi hija siempre me han ayudado y saben lo que sufro. Fuera de casa es otra cosa. Te encuentras con situaciones muy duras que te hacen sentir mucha vergüenza. Todavía hoy me cuesta quedarme a dormir en casa de familiares y amigos. Por suerte, a mi edad eso ya no se hace mucho.

Mi estado de salud es delicado. La colostomía me la han tenido que reconstruir dos veces y cada vez que me operan o me hacen una pequeña intervención sufro una trombosis. Con todo, me siento afortunada. Cada día me levanto y pienso “un día más, ya has vivido un día más”. Setenta años son muchos años.

El mejor verano de mi vida fue el que se casó mi hija y la última vez que lloré fue de emoción al ver a mis nietos.

Sí, efectivamente, vale la pena luchar. Además, ¿qué hubiera sido de mi marido y mi hija sin mí? Tenía que ver como mi hija terminaba los estudios y formaba su vida. Y lo he visto, vaya si lo he visto. Terminó la carrera (es la primera universitaria de la familia), se casó con un chico maravilloso y hace poco tuvo dos niños. Así que ya ves, he cumplido mi sueño: conocer a mis nietos.

cáncer, recuperación, superación

SaveSave

SaveSave

GuardarGuardar

GuardarGuardar

No te pierdas estas historias

16 Comentarios

Cris 14. 11. 2017 - 22:01

Por favor!!! Que hartón de llorar!! ?? pero que bonito!!! Y bien escrito!!! Creo que has captado toda la esencia de ellos!! ??
Sólo puedo decirte una palabra…. Precioso!!!! ?

Responder
Dolors 15. 11. 2017 - 10:25

Gracias, Cris. Me alegro de que te guste, me anima mucho a seguir adelante. Besos.

Responder
Virginia 15. 11. 2017 - 09:58

Qué historia más bonita. Siempre luchando para cumplir nuestros sueños, aunque sean cosas “poco” importantes. Qué bien escrito.

Responder
Dolors 15. 11. 2017 - 10:27

Vir, es que esas cosas “poco” importantes son las mejores de la vida. Me alegro de que te guste y la veas bien escrita, hace poco que me he puesto a escribir, así que sienta bien que te lo digan jeje

Responder
Manuela 15. 11. 2017 - 12:17

Dolors, qué te voy a decir yo. Sé lo duro que es vivir con una colostomia. Me imagino por lo que habeis5pasado. Pero tienes una suerte maravillosa de tener a unos padres tan luchadores, unos hijos preciosos y una vida que estáis viviendo juntos. Me encanta este proyecto tuyo. Creo que voy a llorar mucho, cómo he hecho con este relato que me ha emocionado. Pero también es bueno de vez en cuando remover lo que tiene una dentro y desahogarse. Muy fan de este proyecto. Soy de letras puras así que soy de tu club, jeje. Enhorabuena y aquí me quedo. Un beso compi!

Responder
Dolors 15. 11. 2017 - 14:24

Manuela, muchas gracias por tus palabras. No siempre lloraremos, habrá historias de todo tipo porque la vida es así. Unas veces maravillosa y otras no tanto.

Responder
Mariluz Lominchar Martinez 15. 11. 2017 - 15:42

Que nudo, que nudo en mi garganta, pero una luchadora así solo se merece un aplauso y a seguir adelante. Me encanta Dolors un proyecto muy humano….

Responder
Dolors 15. 11. 2017 - 18:24

Gracias, Mariluz. De eso de trata, creo que todos necesitamos ver la parte más humana de las personas.

Responder
Diana Lopez 15. 11. 2017 - 20:40

Qué bonito! Esas madres… aixxxx como son, siempre pensando en los demás y ellas lo último… Felicidades a las dos, a tí por demostrar con palabras el respeto y amor por ella, y a ella, por vivirlo, sufrirlo, superarlo y todavia querer disfrutar de cada momento de esta vida.

Responder
Dolors 15. 11. 2017 - 20:50

Gracias, Diana. Sí, así son las madres. La verdad es que no podía empezar el proyecto con otra persona y más con lo que me ha animado con todo esto. Hasta me busca gente a la que entrevistar.

Responder
victoria 18. 11. 2017 - 13:40

increible es toda una guerrera ..tan Divina ella como buena madre pensando siempre en su hija y en su esposo.pero sin duda ese gran amor por su esposo y su hija fue lo que le ayuda cada dia para seguir adelante ……gracias DOLORES por compartir esta historias que nos enseñan tanto del Dia a Dia

Responder
Dolors 18. 11. 2017 - 19:36

Gracias a ti por leérme, Victoria.

Responder
Enriqueta 21. 11. 2017 - 19:35

Molt emocionant, com demostra la teva historia que la vida et poc canviar d’un dia per l’altre, i que lo importan és anar assolin dies i no desfallir…i si ho fas tornar-te aixecar i lluitar de nou un dia derrera l’altre una abraçada i molts anims.

Responder
Dolors 21. 11. 2017 - 20:20

Moltes gràcies, Enriqueta. Li ensenyaré a la meva mare el teu comentari.

Responder
Sílvia 22. 11. 2017 - 20:23

M’encanten els relats, com tu dius, de persones com nosaltres, amb les nostres coses, bones i dolentes, i amb els entrebancs que la vida et posa al teu camí. Et felicito per la iniciativa! Et segueixo!

Responder
Dolors 22. 11. 2017 - 20:43

Moltes gràcies, Sílvia. És que ja fa temps que a les xarxes falta més realitat i aquesta em sembla una manera molt maca d’ensenyar-la.

Responder

Únete a la conversación